Adèle es una estudiante de secundaria en plena exploración de su sexualidad. La aparición en su vida de Emma, una mujer de más edad y preferencias homoeróticas, la sumerge en un mundo de intensas experiencias que la llevan a encontrar su forma más gratificante de vivir el deseo. Forma que no será ajena al surgimiento de las controversias que los diferentes ámbitos de los que la protagonista forma parte promueven. No obstante, el amor acompañado de apasionados intercambios sexuales, le darán las herramientas necesarias para elegir el camino. Pero una vez alcanzado el equilibrio, ciertos patrones vinculares sutilmente angustiantes despertarán en ella la necesidad de sumergirse en una nueva búsqueda, que trae aparejadas rupturas dolorosas que marcarán su camino a la adultez.
En el film podemos apreciar el tratamiento de diferentes cuestiones en torno a la vivencia de la sexualidad dentro de una estructura sociocultural patriarcal y heteronormativa. En primer lugar, las dificultades que se le presentan a una adolescente condenada a descubrir casi en soledad su objeto de deseo, en constante angustia por sentirse subversiva ante las normas sociales que se le han impuesto a lo largo de su vida. En segundo lugar, la vivencia de un vínculo de pareja que, a pesar de transgredir las normas de elección sexual, no deja de reproducir las dinámicas patriarcales en las cuales ella continúa cumpliendo el papel tradicional de la mujer introvertida, delicada y servicial.
Por último, el film muestra de manera interesante a la mujer como sujeto deseante y no solo como objeto de deseo, tan habitual en los filmes que tratan la sexualidad. Esta visión sobre el papel femenino en el vínculo sexual ha despertado gran interés en el mundo del arte y la filosofía, y debería formar parte de los cambios de paradigma que los nuevos dispositivos de Educación Sexual promueven.