Por Mario Rovere. Publicado en Revista Soberanía Sanitaria
¿Globalizar la resistencia?; la pretensiosa agenda de reingeniería mundial de las ultraderechas
“No ha sido elegido para gobernar el mundo” Lula da Silva, presidente de Brasil
Bastaron dos semanas para confirmar que Donald Trump, así como Viktor Orban, Giorgia Meloni, Javier Milei, y las ultraderechas de España y Francia comparten en buena medida los mismos guionistas. Guionistas de una pretensiosa agenda de reingeniería del mundo al que intentan conducir bajo la lógica de Thelma y Louise: es decir “si estás frente a un precipicio acelera”. Los creativos de la saga no han ahorrado en distopías dignas de Mad Max. Una suerte de futuro medieval en donde las convicciones del poder arrinconan a la ciencia, provocan catástrofes (ambientales y sanitarias) o las ignoran para luego volverlas oportunidades, pretenden ejercer una dura vigilancia anatomo y biopolítica reglamentando la sexualidad, las migraciones y los patrones de natalidad, intentan volver a las cruzadas para “vencer a los infieles” en tierra santa, y dinamitan el orden mundial posterior a la segunda guerra mundial, comenzando por los organismos internacionales a los que ese orden dio origen y legitimidad.
La nueva ultraderecha tomó el palacio de invierno de la primera potencia militar mundial, y explicitó sus expectativas poniendo e intentando imponer toda su agenda simultáneamente en consideración. Ahora las cámaras de la distópica película se desplazan hacia las mayores o menores adhesiones, sumisiones, resistencias, a las estratagemas, a las duras o blandas negociaciones, a las compras de voluntades y a las posibles coaliciones que puedan reconfigurar el orden mundial, que, de una manera u otra, ya no volverá a ser el mismo.
¿Cuánta convicción y cuanta organización hay, o persiste, o se recrea en los actores que han sustentado el orden social de posguerra y de las primeras décadas del siglo XXI? estará simplemente puesto a prueba. El orden heteronormativo, la compra de Groenlandia, el ataque a la Corte de La Haya, transformar a la franja de Gaza en un resort norteamericano, -que ayuda a entender la exagerada tarea de demolición del ejército israelí en ese territorio-, dinamitar los acuerdos sobre cambio climático, la militarización de las fronteras, la deportación masiva de inmigrantes y la reactivación de Guantánamo, el intento de doblegar a Europa y América Latina, no son frentes aislados y se inspiran en el traslado de las tecnologías de “destrucción creativa” (altamente rentable) que los fondos buitres utilizan comprando empresas para hacer ganancias con su liquidación.
Al momento de cierre de este Reporte, El presidente de Panamá desmentía que los barcos norteamericanos cruzarían gratuitamente el canal, Claudia Sheinbaum y Justin Trudeau habían frenado la guerra de aranceles, aunque militarizando sus fronteras, Netanyahu expresaba “sorpresa” (¿?) pero, “fuerte agrado” con la iniciativa norteamericana en Gaza, Jordania y Egipto se expresaban en contra de recibir refugiados palestinos, Zelensky ofrecía sus recursos naturales a EE.UU. a cambio de su “ayuda desinteresada” para continuar la guerra, una enorme movilización de “orgullo antifascista y antirracista” en todo el país rechazaba el discurso del presidente argentino en Davos, Los casi 60.000 habitantes de Groenlandia se debatían entre resistir a Trump o procurar la independencia de Dinamarca, brotaba una ola de nacionalismo en “Canadá no se vende”, y La Corte Penal Internacional (CPI) condenaba enérgicamente: “las sanciones que le impuso el presidente estadounidense Donald Trump, que provocaron protestas en la ONU y Europa. Una declaración conjunta de 79 países, incluidos países de la UE, condenó las sanciones estadounidenses. Solo “Israel” saludó la decisión tomada contra la CPI, que “no tiene legitimidad”, según su jefe de diplomacia.
La CPI es un tribunal permanente encargado de procesar y juzgar a personas acusadas de genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra. Fundada en 2002, la Corte cuenta ahora con 124 Estados miembros y ha dictado solo un puñado de condenas. La ONU y Europa protestaron enérgicamente el viernes por la decisión estadounidense.
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¿Los laboratorios reenfocan sus prioridades? ¿Pueden las vacunas ser una alternativa a la resistencia antimicrobiana?
En un mundo interconectado, donde las amenazas sanitarias no conocen fronteras, el concepto de One Health emerge como una estrategia esencial para abordar los retos de salud pública desde una perspectiva holística. La integración de la salud humana, animal y ambiental es fundamental para hacer frente a algunos de los grandes problemas a los que nos enfrentaremos los próximos años, como son la resistencia antimicrobiana (RAM) y las enfermedades zoonóticas.
La resistencia antimicrobiana, definida por la OMS como una de las mayores amenazas para la humanidad, es un ejemplo claro de la necesidad de trabajar en un enfoque integrado. Un estudio difundido recientemente por la revista The Lancet estima que la RAM podría causar más de 39 millones de muertes directas en los próximos 25 años, además de afectar indirectamente a otros tantos millones de personas. En este contexto, invertir esfuerzos en prevención y, por lo tanto, en el desarrollo de vacunas, resulta esencial para reducir la dependencia de los antibióticos y prevenir infecciones resistentes.
… gracias a nuestra apuesta por la innovación y la colaboración multidisciplinar, impulsamos la prevención a través del desarrollo de vacunas, ofreciendo alternativas eficaces a los tratamientos con antibióticos.
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Sacar el respirador de golpe; o “¿no te lo dije?, solo la primera iba gratis”
Es la voz de “médicos sin fronteras” la que ayuda a poner en su justa medida la gravedad del desmantelamiento de la agencia USAID y del Programa PEPFAR. No se trata de defender a agencias que han reunido infinidad de sospechas de clientelismo e inteligencia a lo largo de su historia sino al efecto de haber puesto a millones de personas y centenas de organizaciones en dependencia directa de esa ayuda, para ahora suspenderla de un día para otro, porque al presidente republicano y su asesor-estrella sudafricano, entienden que las agencias, que nadie dudaría ponían “demasiado por delante” los intereses de Estados Unidos, le suenen woke, es decir “demasiado demócratas”.
“MSF no acepta financiación del Gobierno estadounidense, por lo que nuestros programas no se verán directamente afectados. Sin embargo, el desproporcionado papel que desempeña el Gobierno de Estados Unidos en la financiación de la ayuda internacional hace que estas interrupciones de programas estén causando un vacío que no es posible cubrir de forma inmediata por otros actores. Instamos al gobierno estadounidense a detener el sistema de exenciones ad hoc y permitir que toda la ayuda médico-humanitaria continúe mientras la administración revisa sus prioridades de ayuda exterior”.
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Reenfocando las prioridades: Jóvenes en riesgo, se multiplican los desafíos a todas las edades
La tasa de mortalidad entre los adultos de 25 a 44 años fue un 70 por ciento más alta en 2023 de lo que habría sido si las tendencias anteriores a 2011 hubieran continuado, reportaron los investigadores en un nuevo estudio publicado el 31 de enero en la revista JAMA Network Open.
«Aunque las tasas de mortalidad se redujeron después de los años centrales de la pandemia, el exceso de mortalidad siguió siendo más alto de lo esperado según los niveles prepandémicos», concluyó el equipo dirigido por Elizabeth Wrigley-Field, profesora asociada de sociología de la Universidad de Minnesota.
Las sobredosis de drogas conformaron casi un 32 por ciento de las muertes entre los adultos jóvenes en 2023, encontraron los investigadores. Alrededor del 14 por ciento murieron en accidentes, casi el 9 por ciento debido al consumo de alcohol y el 8 por ciento en homicidios. Por otro lado, aunque «la mayor parte del exceso de mortalidad de 2023 fue impulsada por la intoxicación por medicamentos, muchas otras causas externas y naturales superaron lo que las tendencias anteriores habían proyectado», escribieron los investigadores.
Incluso las enfermedades que normalmente se piensa que afectan a las personas mayores, como la enfermedad cardiaca y la diabetes, están contribuyendo a las muertes prematuras entre los adultos jóvenes, señaló el Dr. Sanjey Gupta, vicepresidente sénior y director de medicina de emergencias de Northwell Health en Hempstead, Nueva York. «Desafortunadamente, tenemos un porcentaje mucho más alto de nuestros jóvenes que sufren de algunas de las enfermedades que solíamos atribuir a la vejez»
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Colaboración Marcela Belardo; el financiamiento público construye soberanía y fraternidad
El programa «MOVE LA AMÉRICA», impulsado por el gobierno brasileño en 2024 bajo la conducción del presidente Lula, es una de las iniciativas más importantes de cooperación académica regional en los últimos años. Financiado por la CAPES, este programa permite a estudiantes de maestría y doctorado de América Latina y el Caribe cursar entre 2 a 6 meses (maestría) o 2 a 12 meses (doctorado) en universidades brasileñas. Lo que comenzó con un plan de 500 becas se transformó, gracias a un esfuerzo extraordinario, en la selección de 1.463 candidatos para el año académico 2025. Esto no es solo un logro numérico, sino una muestra clara del compromiso de Brasil con la integración y el desarrollo de nuestra región.
Este programa es una respuesta concreta a las necesidades urgentes que enfrentan muchos países de América Latina y el Caribe, cuyas instituciones científicas y universitarias están ahogadas financieramente o siendo frontalmente atacadas, como ocurre en Argentina con nuestras universidades públicas y el CONICET. «MOVE LA AMÉRICA» no solo ofrece oportunidades de formación a los jóvenes, sino que también fortalece los lazos académicos y científicos entre nuestros países. Es, sin duda, un acto de solidaridad del pueblo brasileño y su gobierno, que enriquece tanto a los estudiantes seleccionados como a las universidades brasileñas que los reciben.
En un mundo donde las desigualdades siguen aumentando, iniciativas como esta representan una visión estratégica: invertir en educación y ciencia es invertir en la integración de la región. Este programa es, en definitiva, un ejemplo de cómo la cooperación internacional puede transformar realidades, tender puentes y brindar apoyo en un momento en que el fascismo busca consolidarse.
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Por su importancia analítica y propositiva reproducimos completa y en español la última Editorial de The Lancet; Vol. 405, 8 de febrero de 2025 (traducción sujeta a revisión)
Caos estadounidense: Defendiendo la salud y la medicina
La retirada de la OMS y de los Acuerdos de París, la USAID cerrada y la ayuda detenida, cesando programas de salud a nivel global. Un congelamiento de US$3 billones en subvenciones y préstamos federales, poniendo en riesgo el funcionamiento de Medicaid. Una pausa generalizada en actividades clave de los Institutos Nacionales de Salud (la institución de investigación biomédica más grande del mundo). Órdenes de detener trabajos en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Negación de la diversidad de género. Apagones comunicacionales, que llevaron a que el “Morbidity and Mortality Weekly Report” no se publicara por primera vez en 60 años.
Las acciones de Donald Trump, tanto a nivel nacional como global, no son una reevaluación medida de las prioridades de EE.UU. Son un ataque amplio y dañino a la salud del pueblo estadounidense y de aquellos que dependen de la asistencia exterior de EE.UU. También son un ataque a la comunidad de la salud y de la investigación médica. La capacidad de los investigadores para trabajar se ha visto severamente limitada o detenida por completo. La libertad de expresión está restringida. El uso de ciertos términos está prohibido en los sitios web del gobierno de EE.UU. (y en manuscritos enviados a revistas científicas), incluyendo “género”, “transgénero”, “LGBT” y “no binario”, y una directiva ha pausado la presentación de nuevos trabajos para publicación por parte de todos los empleados y contratistas de los CDC.
En The Lancet, el impacto ya se ha sentido. Los revisores están rechazando y los autores están autocensurándose. Las instituciones de salud pueden estar vacilantes en criticar públicamente a la nueva administración, pero esta timidez es un error. Las acciones de Trump deben ser denunciadas por el daño que están causando. La congelación de 90 días de la ayuda estadounidense, incluidos los fondos para el Plan de Emergencia del Presidente para el Alivio del SIDA (PEPFAR), incluso con una excepción para “programas humanitarios que salvan vidas”, ha dejado los servicios en el limbo, particularmente para la prevención del VIH y poblaciones clave.
Estas no son preocupaciones abstractas. Numerosos trabajadores de la salud han sido despedidos, muchas clínicas han cerrado y los pacientes se han visto afectados, como muestran los informes mundiales en este número. Elon Musk ha llamado a USAID “malvada” y una “organización criminal”, difundiendo falsedades en un intento por justificar el desmantelamiento, si no la abolición, de la agencia. Estas decisiones son profundamente erróneas, con impactos de gran alcance que retrasan décadas de avances en el control de enfermedades y la equidad en salud.
Las acciones de Trump son un ataque particular a la salud de las mujeres, especialmente a la salud y los derechos sexuales y reproductivos. El progreso gradual que se había logrado en clima y salud ahora probablemente se estanque o incluso retroceda. Más personas enfermarán y más personas morirán.
Este momento es una prueba. ¿Cómo debería reaccionar nuestra comunidad? El resultado inmediato ha sido confusión, disrupción y desorientación, pero la respuesta no puede estar dictada por el miedo o la resignación. Hay necesidad de enfoque, estrategia y, de hecho, esperanza. No todas las órdenes ejecutivas sobrevivirán a los desafíos legales. Algunas órdenes han sido moderadas o ajustadas gracias a la sociedad civil, periodistas, denunciantes del gobierno y algunos miembros del Congreso que han sido vocales sobre los daños inmediatos.
Las comunidades de salud, medicina y ciencia tienen un papel vital en la defensa de sus pacientes, la protección de programas y el cabildeo por políticas e instituciones que sean buenas para la salud y el bienestar. El apoyo bipartidista a la salud global en EE.UU. ha dado paso a una profunda polarización, y la comunidad de salud global debe enfrentar el hecho de que EE.UU. es ahora un socio poco confiable. Como señala Ilona Kickbusch en un comentario en este número, otros estados miembros deben financiar y construir una organización que esté a la altura de los desafíos futuros.
La comunidad de salud ha superado enormes obstáculos muchas veces antes para hacer contribuciones significativas al bienestar de la humanidad. Esas experiencias han cristalizado una visión sobre lo que es la salud y lo que puede ser. Que todos tienen derecho a la salud. Que la salud de los estadounidenses depende de la salud de todos, en todas partes, y viceversa. Que la cooperación y las asociaciones constructivas son vitales, y que la ciencia tiene la capacidad no solo de avanzar en nuestra comprensión del mundo, sino también de unir a las personas. Que la salud es un bien social, beneficioso para las sociedades, un motor de las economías y un camino hacia el desarrollo. Que la medicina puede ayudar a las personas en sus momentos más bajos, aliviar el sufrimiento y mejorar vidas. Que la equidad—tratar según la necesidad—es fundamental para lo que es la medicina. Y que cuidar no es un acto de debilidad, sino de fortaleza.
Las últimas tres semanas han generado mucha ira, miedo y tristeza, pero no es momento para el pánico. Las comunidades médica y científica deben unirse y defender esta visión. Con ese espíritu, The Lancet será un punto focal de rendición de cuentas durante los próximos cuatro años, monitoreando y revisando las acciones del gobierno de EE.UU. y las consecuencias de sus decisiones para la salud.
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