Por Mario Rovere. Publicado en Revista Soberanía Sanitaria
Al comenzar un segundo año de los Reportes de Salud Internacional quiero expresar que entiendo y comparto que puede resultar difícil encarar la lectura de un contexto internacional con tantas noticias preocupantes en la escena nacional; sin embargo, las coincidencias tácticas entre los procesos de Argentina y Estados Unidos deja señales inocultables que se trata de distintos actores con el mismo guionista. Puede resultar igualmente desbalanceado el peso brindado a las dramáticas modificaciones que se dan en los países centrales, respecto del peso de más de 193 países, que viven sus propias peripecias, pero continúan multiplicandose las evidencias que muestran que en las relaciones internacionales no existe nada parecido a una democracia, aunque el voto en los organismos multilateralidades deje esa impresión. El orden establecido en las últimas décadas hace que casi nada que lo que los países del denominado G7 hagan les afecta o afectará exclusivamente a ellos.
“Si Estados Unidos estornuda, el resto del mundo se resfría”, puede resultar exagerado, pero imaginemos que incluso en el campo específicos de la salud los organismos multilaterales dependen en buena medida del Centro de Control de Enfermedades de ese país o que si se desmantela la FDA la agencia que regula el mercado de medicamentos y alimentos descubriremos que sus dictámenes eran “internalizados” en muchos países de la región, o que si se desmantela la agencia de control ambiental EPA del país con más emanaciones de efecto invernadero del mundo el descontrol afectará aún más al planeta entero.
Ser ciudadano/a del mundo con tantos problemas locales o nacionales puede parecer una exageración, pero cuando el cambio climático hace caer sobre una ciudad un “palo de agua” sea en Bahía Blanca, en Las Grutas o en Valencia se puede pensar en la fatalidad, en la mala suerte o en un evento que de alguna manera es provocado por mirar para otro lado, se podría haber evitado si fuéramos capaces de jugar también en esas ligas, las internacionales, que hoy nos parecen tan ajenas.
Panorama Internacional
“Por esa época se repartieron el mundo”: ¿Un nuevo Yalta en el siglo XXI?
La conferencia de Yalta fue una reunión que mantuvieron antes de terminar la Segunda Guerra Mundial (1945) I. Stalin (Rusia/URSS), W. Churchill (GB) y F. D. Roosevelt (EE.UU.), en Crimea. Fueron acusados de no haber tomado en cuenta el interés del “resto del mundo”. Más aún, ningún otro Gobierno fue consultado o le fueron notificadas las decisiones tomadas allí que influyeron en el mundo por siete décadas.
Ya desde antes de la asunción, Trump deshizo la posición internacional de su antecesor y comenzó su diplomacia directa con Putín dejando de lado a Ucrania y a la propia Unión Europea. ¿Por qué lo hizo? Se puede especular que las razones podrían ser evitar una alianza cerrada de Rusia con China que inviabilice las operaciones geopolíticas y geoeconómicas de su gobierno entremezclados con los intereses de su aliado y financista Elon Musk.
En una nueva evidencia que “todo tiene que ver con todo” en el número anterior denunciamos que Europa, ahora empujada a incrementar su presupuesto militar y comprarle armamento a Estados Unidos, decidió cortar súbitamente la ayuda humanitaria bilateral en obras de infraestructura, alimentos y en salud a los países de menores ingresos.
Por su parte los instrumentos de “terrorismo laboral” de la política de demolición de la administración pública liderada por E. Musk en todos los órganos de gobierno, han adquirido una nueva e inesperada argumentación, los más grandes genocidios de la humanidad no fueron responsabilidad de dictadores, sino de su odiada “administración pública” (¿?). Ha sido Salman Rushdie puso claridad en el análisis de los voceros: no esperen que argumenten nada razonable, solo hacen “curaduría de discursos funcionales a la extrema derecha”.
Luis Almagro ha dejado de ser secretario general de la OEA. La democracia en América Latina no lo va a extrañar. En su reemplazo fue elegido Albert Ramdin proveniente de Surinam y con experiencia diplomática de larga data en la OEA. Luego de ser elegido por aclamación y en tiempos en que la colaboración internacional se ve más amenazada que nunca, lanzó una encendida defensa del multilateralismo. “En mi opinión y mi experiencia, es la herramienta más importante para lograr la colaboración necesaria entre los gobiernos para responder a las necesidades de nuestros pueblos y servir las necesidades e intereses de nuestros Estados miembros”. Tendrá por delante una compleja tarea por la política exterior de Estados Unidos especialmente en referencia a los flujos y a las deportaciones migratorias que no cesan y por la amenaza abierta a Panamá y la soberanía del canal.
“Policrisis” en África
Lejos de los reflectores, Sudán vive un conflicto bélico abierto y el drama humanitario más extremo del que se tenga noticia. “Casi dos años después del inicio del conflicto, Sudán vive la crisis humanitaria más grande y devastadora del mundo”, aseguró este jueves la directora ejecutiva del Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF). 30 millones de personas -casi dos tercios de la población del país-, precisan ayuda vital este año, de ellas, 16 millones son niños “que están pagando un precio terrible”. La economía, servicios e infraestructura sudanesas se encuentran al borde del colapso y la hambruna se extiende en al menos cinco zonas del país en las cuales viven 1,3 millones de menores de cinco años, dijo. Además, a falta de un sistema sanitario eficiente, unos tres millones de niños menores de cinco años corren un riesgo inminente de sufrir brotes de enfermedades mortales, como cólera, malaria y dengue. Y unos 16,5 millones de niños en edad escolar no asisten a la escuela. Russell, -utilizando un término reciente del Papa- calificó lo que ocurre en Sudán como una “policrisis” que afecta a todos los sectores, desde la salud y la nutrición hasta el agua, la educación y la protección.
Salud Internacional
La Salud Pública bajo fuego
En los suburbios de la ciudad de Atlanta, Georgia, se encuentra la sede de la agencia de salud pública más importante de Estados Unidos, el Centro de Control de Enfermedades (CDC). En una sala repleta de pantallas, los investigadores monitorean el brote de sarampión que cobró la vida de un segundo estadounidense la semana pasada y la epidemia de gripe aviar que afecta ahora a las aves en todos los estados. La dirección de la agencia ocupa el piso 12. Un sistema de seguridad de nivel militar garantizaba que solo los visitantes autorizados y el personal local compuesto por casi 5000 funcionarios, tengan acceso al edificio..
A mediados de febrero, una directora, se encontró con dos hombres con camisetas de Tesla saliendo de su oficina. Cuando les preguntó qué estaban haciendo, uno de ellos respondió: «Venimos a actualizar su ordenador».
La vida cotidiana bajo la influencia del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) ha fomentado la desconfianza y ha dejado paranoicos incluso a los científicos metódicos y bien educados de los CDC. Los jefes han trasladado los chats de trabajo a una aplicación de mensajería cifrada. Los participantes que antes hablaban de cuestiones técnicas ahora discuten sobre cómo manejar las amenazas de despidos masivos.
Algunos sectores de la derecha consideran a los CDC como «la agencia más incompetente y arrogante del gobierno federal», (Roger Severino, del Proyecto 2025, para el segundo mandato de Trump). Irónicamente, los CDCs tenían una misión prioritaria: “monitorear los brotes de enfermedades en el mundo para evitar que lleguen a las costas estadounidenses, que por lo que parece no interesa más”.
Durante las últimas seis semanas, -según entrevistas a personas con información privilegiada y casi 100 correos electrónicos internos relevados por The Economist-, tanto líderes como trabajadores han recibido una avalancha de mensajes sobre despidos y nuevas normas, redactados en lenguaje legal. “Es como si quisieran amedrentar y desalentar a la fuerza laboral, las órdenes más perturbadoras han llegado de noche y en los fines de semana.
Enlace a la nota en The Economist
Epa¡¡¡ están desmontando la EPA, ¿Avanza la libertad para contaminar?
Este miércoles, la administración Trump dijo que derogaría docenas de las regulaciones ambientales más importantes del país, incluidos los límites a la contaminación de los tubos de escape y chimeneas, las protecciones para los humedales y la base legal que le permite regular los gases de efecto invernadero que están calentando el planeta.
Lee Zeldin, el administrador de la Agencia de Protección Ambiental, (EPA) reformuló el propósito de la agencia. En un video de dos minutos y 18 segundos publicado en X, Zeldin se jactó de los cambios y dijo que la [nueva] misión de su agencia es «reducir el costo de comprar un automóvil, calentar una casa y administrar un negocio». “En ningún momento del vídeo se refirió a la protección del medio ambiente o la salud pública, principios gemelos que han guiado a la agencia desde su fundación en 1970”..afirmó que la EPA eliminaría más de dos docenas de protecciones contra la contaminación del aire y el agua. Revocaría los límites al hollín de las chimeneas, que se han vinculado con problemas respiratorios en humanos y muertes prematuras, así como las restricciones a las emisiones de mercurio, una neurotoxina. Eliminará la «regla del buen vecino», que exige que los estados aborden su propia contaminación cuando el viento la transporta a estados vecinos. Y eliminaría las medidas de cumplimiento que priorizan la protección de las comunidades pobres y minoritarias.
Además, cuando la agencia cree políticas ambientales, ya no considerará los costos para la sociedad de los incendios forestales, las sequías, las tormentas y otros desastres que podrían empeorar por la contaminación relacionada con esas políticas.
Estados Unidos es el mayor emisor histórico de dióxido de carbono del mundo, un gas de efecto invernadero que calienta el planeta y que, según los científicos, impulsa el cambio climático e intensifica los huracanes, las inundaciones, los incendios forestales y las sequías, así como la extinción de especies. El año pasado fue el más caluroso registrado, y Estados Unidos experimentó 27 desastres con un coste de al menos 1.000 millones de dólares cada uno, en comparación con apenas tres en 1980.
Enlace a la nota en The New York Time
Estudio en Bolivia ¿Como desnaturalizar la enfermedad de Chagas?
Aun en la cuidada prosa científica, imprescindible para llegar a las páginas del British Medical Journal se palpita el drama y la injusticia de dejar a su libre albedrío una enfermedad evitable y en algunos estadíos incluso curable, sin atender- no solo en Bolivia.
“La pobreza, crea las condiciones para que la enfermedad de Chagas prospere, ya que las vinchucas —los insectos que transmiten la enfermedad— viven en paredes de barro y techos de paja, comunes en los hogares de las comunidades rurales empobrecidas. Estas comunidades, compuestas en su mayoría por pueblos indígenas, enfrentan una infraestructura de salud gravemente reducida, con escasas clínicas, personal médico o recursos para diagnosticar y tratar el Chagas. Esto es resultado directo de legados coloniales que priorizaron la extracción de recursos y a las élites coloniales sobre los pueblos indígenas, considerados «no humanos”, lo que finalmente los hizo no solo más susceptibles al Chagas, Como dijo Percy, un hombre con quien hablé: «Sabíamos que la vinchuca propagaba el Chagas. Mi papá nos enseñó a matarlas de niños. Pero éramos pobres. Crecimos en una casa de barro y paja. No había otra forma de vivir. Así que ahora tenemos Chagas».
Pero estos sistemas de opresión deshumanizantes continúan manifestándose hoy a través del sector farmacéutico, que ha dejado claro su escaso interés en financiar terapias contra la enfermedad de Chagas, financiar nuevas investigaciones para el desarrollo de mejores diagnósticos, etc. Esto interroga sobre a quién se considera «suficientemente humano» para recibir los beneficios de la medicina moderna. Dado que la enfermedad de Chagas afecta principalmente a quienes viven en la pobreza, las compañías farmacéuticas esperan poca rentabilidad financiera de los diagnósticos y tratamientos creados para la enfermedad. Por lo tanto, se consideran «no rentables», se producen en cantidades insuficientes y, dada la falta de infraestructura sanitaria, se distribuyen de forma deficiente.
Debido a la falta de disponibilidad de tratamientos para el Chagas en muchos entornos rurales, a los pacientes no se les ofrece y, por lo tanto, se les hace creer que viven con una enfermedad incurable. Sin embargo, muchas personas con las que hablé dijeron que se sienten «normales» con respecto a tener Chagas. «Todos lo tenemos. Es normal«, comentó Elena. Estos sentimientos crean una sensación de normalización de la enfermedad dentro de las comunidades afectadas, agravada por el descuido que enfrenta en el escenario de la salud mundial. De hecho, entre 2009 y 2018, la investigación sobre la enfermedad de Chagas solo recibió el 0,67 % de la financiación mundial dedicada a las enfermedades tropicales desatendidas. El Chagas es una de las enfermedades tropicales desatendidas más «desatendidas». Sin embargo, esto no se debe a la «ignorancia» ni a la «falta de educación» de los afectados, sino a una consecuencia directa de los sistemas de opresión y violencia arraigados en el colonialismo.
Enlace a la nota en blog BMJ Global Health
Colaboraciones
Contribuciones de Belén Herrero
El momento decisivo de África: es momento de liderar la respuesta al VIH
África concentra el 65% de los casos de VIH a nivel mundial. Este comentario publicado en The Lancet, aborda los grandes desafíos (y oportunidades) que tendrá el continente a partir de los recortes de financiamiento anunciados. “África debe pasar de la dependencia al liderazgo por tres razones clave. (1) Sostenibilidad: la dependencia técnica y financiera deja a África vulnerable al agotamiento de los donantes y a la volatilidad económica. Las soluciones a largo plazo requerirán apropiación, liderazgo e inversión locales. (2) Relevancia: la epidemia de VIH en África afecta desproporcionadamente a las mujeres jóvenes, las poblaciones clave y los grupos marginados. Por lo tanto, los enfoques locales y contextualizados son esenciales para abordar estas realidades. (3) Soberanía sanitaria: la dependencia excesiva de medicamentos y diagnósticos importados constituye una vulnerabilidad crucial. Invertir en la fabricación y la investigación locales es vital para la resiliencia. (…)
El mensaje es claro: África debe ascender, no como un receptor pasivo de ayuda, sino como líder en salud mundial. El momento del liderazgo africano no es una esperanza lejana. Es ahora.”
Enlace a la nota en The Lancet
Salud Global: Ya no es lo que era
La referente de la salud global: Illona Kickbusch realiza un análisis sobre los desarrollos actuales en la arquitectura sanitaria internacional en una nota “Salud global: “las cosas han cambiado”
Inicia su nota «La gente está loca y los tiempos son extraños», -parafrasea una canción de Bob Dylan (Things Have Changed)-, para referirse a lo que, en su opinión, está sucediendo en el sistema sanitario internacional.
“Es evidente que la era dorada de la salud global ha terminado. La hegemonía sanitaria mundial se ha convertido en un riesgo para la salud mundial. Lo vimos venir, pero no nos preparamos realmente.” Y se pregunta si ¿Hay espacio para algo nuevo?
“Ante los recortes de USAID, se han recibido respuestas sorprendentes de los jefes de Estado africanos. El presidente de Ghana considera los recortes una llamada de atención para «tomar medidas audaces invirtiendo en industrias locales, mejorando la infraestructura y garantizando una buena gobernanza para atraer a los inversores africanos». El presidente de Ruanda afirma: «Creo que, de las consecuencias, podríamos aprender algunas lecciones». Algunos afirman que, finalmente, las organizaciones sanitarias mundiales se trasladarán de las costosas Ginebra y Nueva York a lugares en el Sur Global.”
Link a la nota en Medicus Mundi
Interrogantes para el próximo número
En la expectativa de profundizar los intercambios semanales entre Reporte y Reporte aportamos un par de preguntas para nuestros colaboradores “Debates de Salud Internacional”
- ¿Qué criterios deberían tomarse en cuenta para definir una enfermedad como potencialmente pandémica?
- ¿Estamos frente a la influencia de una política eugenésica a nivel de salud global?