Por Mario Rovere. Publicado en Revista Soberanía Sanitaria.

Venezuela vuelve a atraer la mirada del mundo a América Latina; “se juega demasiado”

Como pronosticábamos en el reporte anterior lo único seguro de esta elección era que los resultados no serían aceptados. Quizás el líder de Pink Floyd: Roger Waters lo anticipaba con mayor claridad al incluir los intereses de la petrolera internacional Chevrón en su llamado internacional a votar por Maduro. Pero quizás lo mas revelador de esta elección sea que además del voto y de la conquista de la calle la pelea y los mecanismos de legitimidad se extiendan a la opinión de líderes mundiales en una suerte de dominó donde cada uno mide las palabras gestos y posiciones del otro. ¿Qué opiniones y posiciones cuentan? ¿la de Estados Unidos dubitativa que viró en una semana del reconocimiento a Maduro al reconocimiento a su opositor? ¿la de Lula, sumada a la de López Obrador y de Petro?. ¿la de los países europeos? ¿la de China, de Rusia o de Irán?.

Quizás lo más llamativo resulta de la alta responsabilidad y de la dificultad de opinar cuando la imagen internacional de Maduro y de Corina Machado se encuentran por el suelo y sus posiciones extremas hacen pensar en un posible enfrentamiento abierto en las calles de Caracas.

Por eso la esperada conferencia en México de Cristina resulta en una pieza de precisión quirúrgica para el estudio de las relaciones internacionales: Está en juego el gobierno de la principal potencia petrolera del planeta, “No hay ángeles ni demonios en Venezuela”. sumado a celebrar “la cortísima clandestinidad de Corina Machado”, a la solicitud de la transparencia necesaria exponiendo las actas, a la apelación a honrar “el legado”de Chavez y sobre todo la priorización de la construcción de paz, aunada a la justicia -que hizo recordar un lema del Papa Paulo VI; “si quieres la paz, lucha por la justicia”- básicamente para prevenir una escalada del conflicto en las calles.

Pero los países centrales enfrentan sus propios problemas: Como una ilustración de la dialéctica al abrumador triunfo de los laboristas en Gran Bretaña se le contrapone una exacerbación de grupos de ultraderecha violentos que a partir del asesinato de tres niñas por parte de un adolescente musulmán generan disturbios de fuerte motivación xenófoba en Manchester y Liverpool. Al choque de grupos de ultraderecha, hooligans y policías se le suma la de grupos movilizados que apoyan el multiculturalismo con modales igualmente ásperos.

En Estados Unidos la guerra electoral cambia de eje y aunque retrocede en las encuestas Donald Trump se dirige a denigrar a su oponente no solo por su condición de mujer, como ya hizo con Hillary Clinton, sino intentando sacar directamente a Kamala Harris del ring: “Ella no es uno de los nuestros”, “su posicionamiento como afrodescendente es pura conveniencia electoral”, Primeras escaramuzas de lo que se anuncia como una verdadera lucha en el barro, en una democracia y en un sistema electoral que perdió las credenciales para presentarse como ejemplo para el mundo.

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Cambio climático y vectores

El incremento temporal y espacial de la presencia de vectores en el planeta estimulado por el cambio climático no deja de producir sorpresas. Dos nuevos virus se suman a la problemática incrementando las posibilidades que la próxima pandemia llegue de la mano de este mecanismo de transmisión.

En el reporte anterior (20) mencionábamos el alerta por la expansión del virus Oropouche sobre el que la OPS el 2 de agosto realizó un nuevo llamado: “Hasta finales de julio, en 2024 se han reportado 8.078 casos confirmados de Oropouche en la región, con dos defunciones. Los casos se distribuyen en cinco países: Bolivia (356 casos), Brasil (7.284 casos, incluyendo dos defunciones), Colombia (74 casos), Cuba (74 casos) y Perú (290 casos)”.

Pero ahora por su letalidad (superior al 50 %) y por comenzar su despliegue en el país más poblado del mundo, la mirada se posa sobre otro nombre extraño: el virus Chandipura. 150 casos de encefalitis en el último mes reportados en Gujarat o Guyarat, sacuden una provincia hindú, costeña sobre el mar arábigo que ya en 2011 contaba con 60,1 millones de habitantes. La sospecha sobre nuestro conocido aedes aegypti como uno de los eficientes agentes transmisores multiplica la preocupación y revitaliza la necesidad de una estrategia sanitaria basada en saberes entomológicos.

¿Será un enfoque como el de One Health una base adecuada para enfrentar el problema?. EL diagnóstico del Economic World Eórum así parece justificarlo; “Se prevé que para 2050 el cambio climático causará 14,5 millones de muertes y 12,5 billones de dólares en pérdidas económicas, y los países de ingresos bajos y medios se verán afectados de manera desproporcionada, ya que en los últimos 20 años han sufrido el 91% de las muertes por fenómenos relacionados con el clima”.

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La reducción de la demencia como problema de salud global

En 2021 la Organización Mundial de la Salud estimaba que “más de 55 millones de personas (el 8,1% de las mujeres y el 5,4% de los hombres mayores de 65 años) viven con demencia, 10,3 millones en la Región de las Américas. Se calcula que esta cifra aumentará a 78 millones para 2030 y a 139 millones para 2050”.

La Comisión permanente del Lancet sobre la demencia, viene actualizando y priorizando en su informe 2024 “las revisiones sistemáticas y los metaanálisis y triangulando los hallazgos de diferentes estudios que muestran cómo se desarrollan la reserva cognitiva y física a lo largo del ciclo de vida y cómo es probable que la reducción del daño vascular (por ejemplo, reduciendo el tabaquismo y tratando la presión arterial alta) haya contribuido a una reducción en la incidencia de la demencia relacionada con la edad”.

Sostiene en su reciente comunicación que: “Cada vez hay más pruebas, y ahora son más sólidas que antes, de que abordar los numerosos factores de riesgo de la demencia, es decir, menor educación, pérdida de audición, [y de visión] hipertensión, tabaquismo, obesidad, depresión, inactividad física, diabetes, consumo excesivo de alcohol, lesión cerebral traumática, la contaminación del aire y el aislamiento social reduce el riesgo de desarrollar demencia”

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