Por Mario Rovere. Publicado en Revista Soberanía Sanitaria.

Efecto mariposa (todo tiene que ver con todo): El planeta en modo “comerse las uñas”

El debate presidencial en Estados Unidos del 27 de junio confirmó la que ya venía resultando la peor de las hipótesis: la democracia bipartidista se vuelve un verdadero “aparato de captura” cuando ninguno de los dos candidatos a conducir la principal potencia mundial, -en términos políticos, económicos y militares-, muestra condiciones mínimas para hacerlo.

Un presidente con evidentes trastornos cognitivos y un candidato y expresidente que está condenado judicialmente en primera instancia, y que desiste a comprometerse frente a la audiencia a respetar los resultados electorales; gravísimo si se considera su participación incentivando la toma del Congreso hacia el final de su anterior mandato.

En medio de los ataques cruzados entre candidatos pudo escucharse la responsabilización directa al actual presidente Biden por su manejo de la política exterior. “Si yo hubiera sido el presidente ni la guerra de Ucrania ni la de Gaza hubieran ocurrido”. No resulta posible saber si tal afirmación es fundada o no, pero brinda señales elocuentes de la vocación belicista (Warfare) de los demócratas y lo que es peor aún, que las guerras a nivel mundial se deciden desde Washington DC.

Lo real es que luego de 90 minutos calificados de catastróficos, los propios demócratas están explorando un posible reemplazo, pero aún queda abierta la duda, sobre sus competencias para el período que resta, mientras la escalada hacia una tercera guerra mundial continúa.

El tablero latinoamericano también se sacudió. Un golpe de estado en Bolivia, aun cuando pareció acotado y rápidamente abortado, despierta todas las alarmas y suspicacias, especialmente pensando en la puja mundial por el litio. Por razones análogas en el pasado las principales petroleras no tuvieron reparo en incentivar guerras y en desestabilizar gobiernos. Mas recientemente en julio del 2020 Elon Musk, mientras le reclamaban su apoyo al golpe de Estado en Bolivia. declamaba en las redes “We Will coup whoever we want¡; deal with it” algo así como: “nosotros le vamos a dar un golpe a quien queramos¡, acostúmbrense a eso”. Falta explicitar quienes son el “nosotros”.

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Globalizando; lo que no logran atrapar las fronteras; un nuevo villano detrás de 8,1 millones de muertes

Dos institutos de investigación estadounidenses Health Effects Institute (HEI) y el Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME), publicaron el informe «Estado del aire global» (State of Global Air) que detallan los impactos en la salud de la contaminación del aire. Según el informe avanzó al segundo lugar, dejando atrás al tabaco y a la desnutrición como factores de riesgo de muerte, y siendo solo superado por la hipertensión arterial.

Pero no son tanto los gases de efecto invernadero sino más bien las micropartículas las responsables en un 90 % de esta morbilidad. Provenientes de la quema de combustibles fósiles, se multiplica exponencialmente su proliferación en la atmósfera por refinerías, fábricas, usinas termoeléctricas, y por el tránsito automotor, más intenso en las grandes ciudades. Se trata de partículas de entre 10 y 2,5 milésimas de milímetros que resultan imposibles de frenar en el árbol respiratorio dañando, al ingresar al torrente sanguíneo, otros órganos, deteriorándolos, en ocasiones, con resultados letales.

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Pronóstico de Pandemias ¿Qué puede salir mal?

Los expertos a nivel mundial escaldados por la “sorpresiva” irrupción del SARS conocido como-Covid 19, se curan en salud y exploran escenarios catastróficos que sin embargo tienen posibilidad cierta de ocurrir generalmente ponderando dos factores la facilidad o dificultad de contagio (transmisibilidad) y la capacidad de generar desenlaces fatales (letalidad).

En el radar se encuentra al tope de las preocupaciones la posibilidad de una mutación del virus de la denominada gripe aviar (H5N1), una pan-epizootia de alta letalidad (algo superior al 50 %) que ha demostrado su capacidad de pasar de las aves a mamíferos tanto silvestres como domésticos, y accidentalmente al propio ser humano. Desde principios del 2023 hasta fines de abril se han detectado 889 casos en seres humanos la mayoría de ellos con contactos probados con animales enfermos -generalmente vacunos- de los cuales 463 fallecieron). Por el momento no se han detectado contagios entre seres humanos pero la probabilidad de esta ocurrencia es alta ya que en abril de este año se confirmó por análisis genómico la transmisión entre animales (vacunos) que se suponía solo eran víctimas terminales de la transmisión.

Mientras tanto el actual gobierno de Argentina se negó a firmar un acuerdo internacional en el marco de la OMS para coordinar medidas sanitarias conjuntas frente a posibles riesgos pandémicos.

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¿Y por casa? Un mensaje desde Japón; “el tensiómetro en los barrios”

A medida que la población mundial envejece, más personas se ven afectadas. El número de personas que viven con presión arterial alta se duplicó en los últimos 30 años: alrededor de 1.300 millones. Como no hay síntomas evidentes, casi la mitad ni siquiera lo sabe, y 4 de cada 5 no reciben el tratamiento adecuado. Esta combinación hace que la presión arterial alta tenga un enorme impacto y sorprendentemente se descuide.

La buena noticia es que tratarlo es barato y eficaz, con medicamentos cuya patente ya no está vigente y cuestan casi nada. Los exámenes comunitarios para detectar la hipertensión cuestan menos de un dólar por persona y la prescripción de medicamentos suele costar sólo entre tres y once dólares al año. Las investigaciones demuestran que controlar la hipertensión en la mitad más pobre del mundo costaría unos 3.500 millones de dólares, pero salvaría casi un millón de vidas al año. Cada dólar gastado supondría un retorno de 16 dólares para la sociedad, lo que la convierte en una de las políticas sanitarias más costo/efectivas del mundo.

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