Por Mario Rovere. Publicado en Revista Soberanía Sanitaria.
Efecto mariposa (todo tiene que ver con todo)
Los Señores feudales del siglo XXI
No es la primera vez que determinadas personas avaladas por un desusado poder relativo se sienten por encima del Estado. Ha ocurrido a lo largo de la historia de la humanidad exponiendo atributos de poder y exponiéndose con gestos desafiantes.
Parece ser hoy el caso de la figura del multimillonario sudafricano Elon Reeve Musk quien salto al conocimiento público por enviar un auto al espacio o por la compra y cambio de nombre de la red twitter.
Como Rockfeller en su momento, el ahora emperador del Litio ha estado -según revela el New York Time International- promoviendo una red mundial de políticos de ultraderecha entre los que se cuentan Donald Trump, Jair Bolsonaro, Benjamin Netanhayu, Narendra Modi (India), Recep Erdogan (Turquía).
Con una fortuna personal de 195 mil millones de dólares supera el PBI anual de 140 países incluyendo países de desarrollo mediano como Hungría, como Kuwait, como Ucrania o como Uruguay.
Musk participa activamente de los debates que tienden a estigmatizar selectivamente a las minorías, especialmente el colectivo LGTB+, a los migrantes y al feminismo, acusando a cualquier manifestación política, social o cultural de “las nuevas formas del comunismo”.
Pero sus intereses económicos no tienen los reparos ideológicos que alienta en sus políticos sponsoreados. Musk ha instalado en Shangai, República Popular China su megafábrica de automóviles eléctricos fuera de Estados Unidos y espera este año poner en operaciones allí mismo una gigantesca fábrica con capacidad de producir 10.000 baterías de litio por año.
¿Viajará a China el litio, extraído a precio vil en Argentina, para recomprarla después en forma de baterías importadas?
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“La Salud -literalmente- en clave internacional
“Un pasado que está muy presente” o “porqué la sangre no debe comprarse”
Durante la década de los 70’s el Servicio Nacional de Salud británico decidió importar hemoderivados desde los Estados Unidos, un país en donde existía un mercado de compra-venta de sangre, donada generalmente por personas en situaciones socio económicas críticas, o incluso privadas de libertad en cárceles y en manicomios.
La consecuencia fue la aplicación en gran escala de hemoderivados infectados con los virus de VIH -un virus que recién se conocería a mitad de los 80’s- y con el de la Hepatitis C. afectando entre otros a familias completas de pacientes hemofílicos. Después de recibir los tratamientos infectados, alrededor de 1.250 personas en el Reino Unido con trastornos hemorrágicos desarrollaron VIH y hepatitis C, Alrededor de dos tercios murieron más tarde a causa de enfermedades relacionadas con el sida. Algunos, sin querer, transmitieron el VIH a sus parejas. Otras 2.400 a 5.000 personas desarrollaron hepatitis C por sí sola, que puede causar cirrosis y cáncer de hígado.
La vigencia de esta noticia resultó de la difusión por parte de la BBC que miles de personas podrían sin saberlo, aun hoy siendo portadores del virus de la hepatitis C. Lo que generó una “epidemia” de demandas de estudios y expectativas de indemnización.
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(“amenazas globales”) medicamentos de alto precio
El medicamento más caro del mundo
En 2019, Novartis anunció la llegada al mercado de Zolgensma, la única terapia génica del mundo indicada para el tratamiento de la atrofia muscular espinal (AME), una enfermedad que daña y mata las neuronas motoras. Más allá de los beneficios que supone para los afectados de esta enfermedad minoritaria, se ha constituido en el medicamento más caro del mundo.
Está disponible en 47 países. El precio por dosis varía según el territorio y oscila entre los 1,2 millones de dólares y los 2,1 millones, si bien Novartis nunca ha revelado el número exacto de dosis vendidas, en marzo de 2023 aseguró que “más de 3.000 pacientes” ya se han beneficiado de este tratamiento en el mundo.
Nadie puede saber el costo de producción pero los expertos que intentan justificarlo mencionan que “ “Para poder fabricar y mantener estas terapias dirigidas se precisan de ultracongeladores que mantengan el fármaco a 65 grados bajo cero de temperatura, campanas de capas de flujo laminar y una sala blanca donde generarlas y mantenerlas”.
El problema para la salud pública no es solo el alto precio, sino el incremento de las drogas huérfanas de alto impacto sanitario que dejan de ser atractivas de producir en comparación con estas “minas de oro”.
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